The National, una maratón de melancólica tensión en el Primavera Sound 2024
The National saben lo que es bueno. O, como mínimo, lo que han hecho bien. Y aunque el año pasado publicaron no uno, sino dos álbumes (‘First two pages of Frankenstein’ y ‘Laugh track’), pocas menciones hubo a ese decepcionante repertorio a lo largo de sus dos horas de concierto como cabezas de cartel en el Primavera Sound. Ellos venían a renovar su reputación de líderes indie rock, de grupo que sabe coronar jornadas de gran festival. De modo que sacaron sus mejores cartas. Todas, una detrás de otra, o casi.
Casi como buscándose en el reflejo de su colega Taylor Swift (el multiinstrumentista Aaron Dessner ha colaborado en tres de sus cuatro últimos discos), el grupo de Ohio llegó en la madrugada del viernes al sábado a las dos horas de actuación. En un primer momento, se pudo temer que el cantante Matt Berninger no pudiera llegar a lo estipulado en el horario: atacó las iniciales ‘Sea of love’ y ‘Eucalyptus’ (una de las pocas nuevas) con una garganta que sonaba algo castigada, no se sabe si por la gélida brisa marina del Parc del Fòrum o por los esfuerzos del miércoles en Razzmatazz.
Aunque su uniforme incluya traje y gafas, Berninger puede ser un ‘frontman’ bastante salvaje, adepto de jugarse las cuerdas vocales con gritos, abrazarse al público o tensar los botones y costuras de su elegante vestuario. Anoche recayó en esas obsesiones, pero, por suerte, este amor por el caos vino acompañado de interpretaciones tranquilizadoras, con barítono más afinado, de ‘Don’t swallow the cap’, ‘I need my girl’, ‘Day I die’ y… un largo etcétera.
Hemos dicho «tranquilizadoras» porque Berninger fue sonando mejor. Pero en contraste con su cierta fama de grupo ansiolítico, The National se mostraron anoche como una máquina de melancólica tensión, una banda que sabe transformar la cotidianidad amorosa en épica propulsiva y rabiosa. Innegables catarsis las de, sobre todo, ‘Terrible love’ y una ‘Space invader’ que además de nueva es buena.