Tejido del Tren Maya en Quintana Roo: Tejiendo el Turismo Comunitario para un Futuro Sostenible
En el horizonte de Quintana Roo, el Tren Maya emerge como un potente catalizador de cambios, destinado a moldear la realidad de sus residentes. La gobernadora Mara Lezama Espinosa, en una rueda de prensa conjunta con el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, compartió la visión transformadora del Tren Maya, enfatizando su impacto en el tejido del turismo comunitario y sostenible a través de Maya Ka’an.
Este innovador enfoque se bautiza como el «Tren de la Justicia Social», un puente entre la actividad turística y la complejidad de los aspectos sociales, económicos y culturales que conforman la esencia de la región.
Enarbolando la premisa de un Quintana Roo más prospero, el Nuevo Acuerdo por el Bienestar y Desarrollo se erige como un sólido cimiento. Desde esta plataforma se despliegan múltiples proyectos, orquestados para unirse al Tren Maya en su búsqueda de un futuro mejor. La Agencia Alimentaria, las sendas en ingeniería Ferroviaria y la formación en Técnico Ferroviario, los Mercados del Bienestar y las Cooperativas, se tejen en este entramado de esperanza, con la meta de tejer prosperidad compartida y justicia social.
Recientemente, la Declaratoria de Zona Rural Comunitaria con Potencial Turístico de Maya Ka’an, ha dibujado una prometedora imagen. Setenta y seis localidades, dispersas entre los municipios de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos, conforman esta visión. Una población que supera las 105 mil almas, abrazada por un terreno de casi un millón de hectáreas, atravesado por el Tren Maya.
Sin embargo, el espíritu de Maya Ka’an trasciende las fronteras del turismo convencional. Este proyecto no busca suplantar, sino enriquecer las actividades económicas locales. Busca entrelazar el turismo con las raíces culturales, como las artesanías ancestrales, el pulsar del comercio local, los frutos de la tierra y las delicias culinarias. La narrativa de Maya Ka’an se compone con hilos de historia y naturaleza, resultando en un cuadro que recoge la esencia misma de la región.
Este tejido, meticulosamente elaborado, aspira a fusionar el turismo en la dinámica local, como un complemento armónico. Aquí, los turistas se convierten en actores del cambio, participando en el consumo de bienes y servicios en las comunidades indígenas que previamente yacían en la sombra.
Mara Lezama, con voz segura, destaca que el propósito subyacente es garantizar que los beneficios del turismo alcancen directamente a la población, eliminando cualquier intermediario. Desde disfrutar de la gastronomía preparada con amor por las mujeres mayas en sus hogares, hasta sumergirse en talleres artesanales, los visitantes son invitados a experimentar autenticidad.
No obstante, el guión se redacta con una visión más amplia. Cooperativas para hoteles, hostales, fondas y mercados comunitarios, configuran una trama donde los habitantes locales toman el papel protagónico en sus propias historias de éxito.
Un esfuerzo conjunto entre el Gobierno Federal y la región, destila inversiones en busca de revitalización. Las vialidades de Felipe Carrillo Puerto y las áreas adyacentes al Nuevo Aeropuerto Internacional recibirán una inversión de 71 millones de pesos. Tihosuco no se queda atrás, con una inyección de 19 millones y medio de pesos destinados a mejoras en calles y la rehabilitación del Museo de la Guerra de Casta. A esta sinfonía se suman 1.7 millones adicionales, destinados a restaurar la Iglesia del Santo Niño Jesús.
Con la elocuencia de un visionario, la gobernadora proclama que este modelo, con su enfoque en el desarrollo sostenible de Maya Ka’an y una participación social vibrante, será un faro de inspiración global. La premisa de no dejar a nadie atrás, de asegurar que la migración sea una elección personal, en contraposición a una necesidad económica, resuena como un eco de progreso y transformación en la región.