Premier League | Oliver Glasner: De costar 100 ‘kilos’ para el Bayern a estar casi fuera en el Palace
Cuando el Bayern andaba como loco buscando técnico, Oliver Glasner fue uno de los que la dirección tuvo encima de la mesa para relevar a Thomas Tuchel. Era, de hecho, uno de los favoritos y el club bávaro se fue a por él con todo. Como pasó con Nagelsmann hace ya unos cuantos meses, el equipo germano estaba dispuesto a poner más de 20 millones de euros encima de la mesa para convencer al Crystal Palace de dejar salir a su entrenador, que había realizado una enorme temporada.
Sin embargo, el club inglés se volvió loco. No solo no aceptó esa oferta, sino que exigió 100 millones de euros, una auténtica salvajada, y más tratándose de un entrenador. Como no podía ser de otra manera, el Bayern declinó la propuesta y se fue a por otros candidatos, entre ellos un Vincent Kompany que, pese a no ser la primera opción, ha demostrado caer con buen pie en el Allianz Arena.
Un futuro en el aire
De esta forma, Oliver Glasner se quedó encabezando el proyecto del Crystal Palace esta temporada… pero no parece que su puesto esté precisamente asegurado. Según apunta el ‘The Guardian’, la dirección del club no tiene claro el futuro del banquillo de Selhurst Park y le habría dado al técnico menos de un mes de margen para revertir la dinámica de resultados. El Palace no pasa por su mejor momento y se espera que de aquí al próximo parón internacional empiece a remontar el rumbo.
De no hacerlo, es muy probable que Glasner termine siendo cesado apenas unos pocos meses después de esa oferta estratosférica del Bayern. Así funciona el fútbol, que se olvida completamente de la campaña pasada que hizo el Crystal Palace, con un trío atacante que fue un quebradero de cabeza incluso para los equipos más potentes de la Premier League.
Ahora, Oliver Glasner, por el que el Bayern estuvo muy cerca de perder la cabeza de no ser por el ‘no’ rotundo del Palace, tiene su futuro claramente en el aire. Veremos cómo acaba el capítulo, pero se vuelve a demostrar que el fútbol tiene poca memoria. Incluso en los equipos más pequeños de la élite.