Merz forcejea con el agónico Parlamento saliente para liberar el gasto en Defensa

«Los cambios en el orden mundial son dramáticos (…) Alemania debe ser capaz de defenderse”: con estas palabras, el líder conservador y previsible próximo canciller alemán, Friedrich Merz, pidió liberar Defensa del freno a la deuda por la vía rápida, ante el Parlamento saliente y con el Gobierno de Olaf Scholz aún en funciones. “Si la historia llama a la puerta, hay que abrirla. Tal vez no se dé otra oportunidad”, salió en su apoyo Lars Klingbeil, líder socialdemócrata.
Klingbeil aludía así a la necesidad de respaldar ya un doble paquete financiero para Defensa e Infraestructuras que precisa el apoyo de una mayoría de dos tercios del Parlamento. Se trata de liberar del freno a la deuda los gastos de Defensa que superen el 1 % del PIB y de crear un fondo especial de medio billón de euros para infraestructuras. La ansiada mayoría de dos tercios podría ser impracticable a partir del 25 de marzo, cuando se constituya nuevo el Parlamento emanado de las elecciones generales. La ultraderechista Alemania para Alemania (AfD) será segunda fuerza y sus escaños, sumados a los de La Izquierda, la facultarán para imponer la llamada ‘minoría de bloqueo’ a toda enmienda constitucional.
“Usted pasará a la historia como el sepulturero del freno a la deuda que prometió defender”, aseguro la líder de la AfD, Alice Weidel, en dirección a Merz. El bloque conservador, como los liberales, rechazó una y otra vez todas las propuestas de Scholz y sus socios verdes para reformar el freno a la deuda, instrumento constitucional que limita el endeudamiento al 0,35 % del PIB. Este mecanismo ha lastrado la economía alemana, según la opinión coincidente entre expertos económicos. Pero tanto Merz como los liberales se aferraron a su mantenimiento La tenaza de los liberales precipitó el hundimiento de la coalición de Scholz.
¿Estrategia legítima o engaño al elector?
La estrategia de buscar el respaldo ‘in extremis’ de un Parlamento formalmente vigente, pero inactivo desde hace semanas, se ha denunciado como un engaño al elector desde la AfD, La Izquierda, los liberales y los Verdes. Hay tres demandas ante el Tribunal Constitucional, una de AfD y dos de La Izquierda, contra la determinación de recurrir a un Parlamento que no refleja la mayoría emanada de las urnas.
La llave para que salga adelante el plan de Merz la tienen los ecologistas. Sus votos son necesarios para una mayoría de dos tercios. Pero se niegan a ofrecer un ‘cheque en blanco’ sin incluir objetivos climáticos cuantificables. «No vamos a respaldar sus trucos’, aseveró la jefa del grupo parlamentario verde, Katharina Dröge.
Está por ver si los Verdes mantendrán su rechazo en la votación final, prevista para el próximo martes. Merz ha emprendido intensas negociaciones para incorporar concesiones en materia climática. Mucho más complejo sería para Merz buscar el apoyo ya en la nueva cámara de La Izquierda, que reclama una abolición total del freno a la deuda.
¿Pacto de gobierno en tiempo récord?
Scholz y sus ministros asistían a la sesión del Bundestag como convidados de piedra. Este jueves empezaban las negociaciones formales para una coalición entre el conservador Merz y con Klingbeil como jefe de la delegación socialdemócrata. Son 256 las personas involucradas en la negociación, repartidas en 16 grupos de trabajo. Según la agenda filtrada por medios alemanes, Merz quiere tener el pacto listo en Semana Santa para someterse a su elección ante el Parlamento el 23 de abril.
De conseguirlo, habrá sido a velocidad fulminante. Angela Merkel precisó de casi seis meses entre su última victoria electoral, en septiembre de 2017, hasta su reelección, en marzo de 2018. Scholz tardó 73 días para su único mandato.
Merz ha pisado el acelerador. Antes de entrar en negociaciones formales, ya obtuvo principios de acuerdo para Defensa e infraesfraestructuras, así como para endurecer la política migratoria, punto esencial de su programa.