Luis Armando fue secuestrado a los seis años; su familia lo localiza 73 años después
En 1951, un niño de seis años de edad fue secuestrado en un parque en Oakland, California. Tuvieron que pasar 73 años después del secuestro para que su familia lo encontrara.
Fue el 21 de febrero de 1951 cuando Luis Armando Albino fue secuestrado por una mujer en un parque de West Oakland, en California, donde estaba jugando con Roger, su hermano mayor de diez años, quien fue el único testigo y lo único que siempre repitió fue que a su hermano se lo llevó una mujer con un pañuelo en la cabeza.
La mujer lo engañó haciéndole creer que le compraría dulces. Después de eso, el pequeño Luis Armando fue llevado en avión a la Costa Este, donde fue criado como hijo por una pareja en la ciudad de Nueva York.
Su madre murió sin saber nada de él
La madre de Luis nunca renunció a la posibilidad de que algún día él regresara sano y salvo, pero la mujer falleció en 2005 a la edad de 92 años sin saber nunca qué había sido de su hijo.
Pero a principios de 2020, una sobrina de Luis de nombre Alida reanudó por accidente la búsqueda cuando se hizo una prueba de ADN en internet por diversión. En la aplicación descubrió que Luis, de quien ella no tenía conocimiento, tenía un 22 por ciento de compatibilidad genética. Intentó comunicarse con él, pero nunca recibió respuesta.
Más tarde, ese mismo año las propias hijas de Alida comenzaron a investigar el asunto más a fondo y a buscar el nombre de Luis en Internet. Un microfilm de sus fotografías encontrado en la Biblioteca Pública de Oakland les hizo ver que ese hombre era su familiar perdido. Con la ayuda del Departamento de Justicia, el FBI y la policía local, pudo reconstruir lo ocurrido.
El pequeño Luis ahora era abuelo
Descubrieron que Luis, ahora de 81 años de edad, había sido marine en Vietnam y se había convertido en padre y abuelo. Las personas que él creía que eran sus padres ahora han fallecido.
Así, por primera vez en más de siete décadas, los hermanos Luis y Roger pudieron reunirse gracias a los esfuerzos de Alida Alequin, poco tiempo antes de que este último muriera a causa de un cáncer.
«Se abrazaron fuerte y profundamente. Se sentaron y conversaron. Creo que murió feliz. Estaba en paz consigo mismo, sabiendo que habían encontrado a su hermano», dijo Alequin.
La sobrina cree que su abuela, la madre de Luis, habría sido «muy feliz, sin duda. Nunca lo olvidó».
«Ella siempre decía que él todavía estaba vivo. Tenía esperanzas de verlo. Nunca perdió esa esperanza», dijo.
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Fuente heraldodemexico.com.mx