El Míchel más autocrítico: «Si hay algún responsable, soy yo»
El Girona dijo adiós a sus opciones de continuar en la Champions League en San Siro. A falta de disputar la última jornada, en la que Montilivi recibirá la especial visita del Arsenal, los de Míchel quedaron eliminados tras caer por la mínima ante un AC Milan que se encomendó a Rafael Leao. No ha sido un camino fácil para un equipo que mereció más en muchos momentos, pero cometió errores que pagó a un alto precio en una competición muy exigente y en la que los detalles marcan la diferencia.
Cabeza bien alta. El Girona ‘murió’ peleando hasta el final. Agotando sus opciones, por remotas que fuesen. Era una épica complicada, que rozaba lo imposible, y la afición, consciente de ello, no dudó en acompañar y arropar a su equipo en Milán. Hasta 2.000 aficionados viajaron a la capital de la moda – con permiso de Nueva York, París o Londres – para alentar a los suyos desde las gradas de San Siro. De hecho, suposo el mayor desplazamiento de la historia del club, superando aquel masivo viaje a La Cerámica en 2013, cuando el equipo se jugaba la segunda posición de Segunda ante el Villarreal.
«ESTOY ORGULLOSO DE LOS JUGADORES»
Terminó el partido y Míchel dio (una vez más) cátedra en la sala de prensa de San Siro. Y, como suele ser habitual en él, no reprochó nada a sus jugadores. «No nos ha dado para competir. No sé si por el modelo o por la inexperiencia», reconoció. «Si hay algún responsable de esta mala, entre comillas, Champions soy yo», afirmó sin tapujos. Déjà vu. Ya se lo habíamos escuchado antes, en más de una ocasión, de hecho. Viene a la cabeza su apoyo incondicional a Paulo Gazzaniga tras encajar en el último suspiro en el debut en la máxima competición continental, en el Parque de los Príncipes: «Ese error es mío», aseguró.
«Estoy orgulloso de los jugadores, han hecho lo que les hemos pedido”, admitió un Míchel visiblemente dolido y triste, ya que su equipo sufrió mucho en las transiciones. Y, regresando a la exigencia que demanda una competición como esta, en la que no se puede perdonar en ninguna de las áreas, desafortunadamente, el Girona desperdició varias ocasiones claras de gol, protagonizadas por Donny van de Beek y Yangel Herrera.
FIELES A SU IDEA
Se tomó el lujo, eso sí, de ironizar con el tanto anulado por fuera de juego a Bryan Gil: «la uña de Bryan hay que cortarla«. Su análisis, sin embargo, fue mucho más allá: «Ganar un partido de siete posibles quiere decir que mi idea no ha dado los frutos deseados en esta Champions. Es una realidad«, argumentaba un técnico que destacaba que necesitaba ganar experiencia para competir mejor.
«¿Pesimista? No, estoy triste porque mi modelo de juego marca a mis futbolistas y ellos no han renunciado a nada de lo que les he dicho en estos siete partidos, pero no ha dado resultado», alegaba un Míchel que nunca dejará de creer en su idea, igual que sus futbolistas, que siempre van ‘a muerte con él’. Pase lo que pase. Sea quien sea el rival. «Estoy creciendo como entrenador. Me voy de Europa con ganas de volver«, lanzó. Qué suerte tiene el Girona con Míchel.