DESAPARECIDO EN MADRID | Sin rastro de Esteban, el joven desaparecido en el Metro de Arganda del Rey: dos paradas y un trayecto al que nunca llegó
Cinco de la tarde del viernes 3 de mayo. Esteban sale de casa de una amiga con la que había quedado para comer. Se dirige a La Poveda, estación de Metro (Arganda del Rey, Madrid), le toca turno de tarde, tiene que ir a trabajar. Diez minutos, dos estaciones, un trayecto sencillo, sin trasbordos, que le dejaría en Rivas Futura, estación de la línea morada, la 9, del Metro de Madrid. «No llegó», lamenta Geoffrey, su primo, ante este medio. «No sabemos por qué, cómo… no sabemos nada, pero mi primo no llegó». No hay pistas, indicios ni datos. En ese impasse, en ese trayecto, Esteban desapareció.
Pelo negro, ojos marrones, 1,70 metros de altura, pesa unos 60 kg, complexión normal. Su foto se difunde por Madrid, corre como la polvora por Internet. Un joven sin problemas aparentes, «la verdad es que estaba bien», sano, y feliz. Un sinfín de personas comparten su imagen al que se suma un ruego: si tienen alguna información no duden en contactarnos, gracias por su colaboración.
Al ruego, por si alguien pudiera aportar algun dato, se añaden batidas. Las pistas no llegan. Sin noticias, sin respuestas, los días pasan y nada lleva a él. «La verdad es que no sabemos qué pensar… Solo esperamos que no haya pasado nada…«, lamenta Geoffrey, «queremos creer en ello, pero es raro que él se vaya así, no es propio de él«.
Sin ropa, sin nada material, sin despedidas. «Destrozados, estamos destrozados, sobre todo mi tía, mi prima -hermana de Esteban-, ellas están especialmente mal». Se llama Esteban Arbeláez Duque, tiene 27 años, y desde hace diez días nadie sabe nada de él.
Metro destino Rivas
Viernes por la tarde, primera hora, después de comer. Esteban ha pasado un rato con una amiga que vive, como él, en Arganda del Rey. «Sabemos que salió de casa de esta chica», reconstruye Geoffrey, «y que se dirige al metro, estación La Poveda, porque tenía que ir a trabajar». Esteban tiene dos trabajos, no se queja, todo lo contrario, combina estar en una imprenta en el mismo Arganda y un puesto de cajero en el Lidl de Rivas Vaciamadrid. «Al de Rivas era al que acudía ese viernes», matiza su primo. Camina hacia el metro. No ha ocurrido nada extraño ni está nervioso. No se despide, ha contado su amiga, preguntada por ellos, tras desaparecer.
Esteban, además, tenía planes. «Sabemos que se iba a quedar en casa de otra amiga ese viernes allí en Rivas a dormir». No llegó al trabajo ni a casa de esta, no acudió a ninguna de las dos citas. «Mi primo ese día desapareció».
«La alarma saltó el domingo, día de la Madre. Mi primo Esteban ni llamó ni apareció»
El sábado pasó desapercibido, Esteban había avisado que se quedaría en Rivas tras salir de trabajar. «La alarma saltó el domingo, día de la Madre. Mi primo ni llamó ni apareció«. Intentaron contactar con él, pero «su teléfono estaba apagado».
Intentaron, también, contactar con sus amigos: «nadie sabía nada de él». Reservado para sus cosas, pero muy, muy sociable, su círculo es amplio. Es positivo, pero también supone una dificultad. «La verdad es que no conozco a todos sus amigos, no se quién podría darnos más datos… Si alguien sabe algo, por favor, que aporte cualquier información».
Sin llamar, sin ir a casa el domingo, un día tan especial, las sospechas se hicieron firmes cuando llamaron a la imprenta, su otro empleo, en Arganda. «El lunes no acudió tampoco a trabajar». La familia, ese mismo lunes, interpuso la denuncia por desaparición.
«Policialmente se activó de inmediato», agradece Geoffrey. «La policía, el Ayuntamiento, la gente, se está portando muy bien». Todos buscan, se enlazan las batidas, «hemos hecho unas cinco o seis en una semana». Su foto se comparte en internet e invade Arganda; sin embargo, no hay respuestas. «Se bate la zona del metro, zonas aledañas y los caminos que unen Arganda y Rivas, pero no hemos hallado nada de él«.
La ropa no era de él
«Todo esta abierto y ninguna hipótesis se descarta», lamenta su primo. Amigos, vecinos y familiares de Esteban, junto a la Policía Local de Arganda y al cuerpo de Protección Civil del municipio, continúan en el terreno. Hasta el momento, sin resultados. «En uno de los rastreos, se dijo que se había hallado ropa y enseres que podrían ser de él», revive su primo, «lo que salió en medios», asustó y removió a todo la familia, pero «no era cierto. No se ha hallado nada de él».
Tampoco han recibido pistas certeras por el momento. «Ninguna….». Las llamadas, filtradas por Geoffrey, no han aportado ningún dato: «A veces llaman con cosas que no tiene nada que ver”.
Sin cesar, a contrarreloj, con dolor pero con esperanza, un batallón de gente bate y espera noticias de Esteban. Trabajador, sociable, divertido y muy unido a su familia, «muy querido en Arganda del Rey». Llegó a España, desde Colombia cuando tenía cuatro años. Lleva viviendo en Arganda desde que tenía ocho. «Estamos algo asustados porque este comportamiento, irse así, la verdad es que no sería propio de él… aunque no sé, preferimos pensar que está bien». La mente de su entorno no para. «Ya no sabemos qué hacer».
Amante del deporte, futbolero desde la grada y jugador de futbito, «era su único hobby, el balón», su equipo espera su vuelta. El partido no es el mismo sin él.