A 100 y sin freno. Parece una mezcla de Rivelino y Rivaldo….
El Barça-Bayern no era un partido más para Raphinha. Ni para el brasileño ni para ningún culé. Jugar contra el Bayern es especial y Raphinha se puso a cien. Si la temporada pasada el ex del Leeds ya demostró que en los partidos grandes se crece, el actual Raphinha parece Gulliver ante los liliputienses. El de Porto Alegre es un ciclón que no deja de sumar para el equipo. En su centenario como jugador blaugrana Raphinha la ha vuelto a liar.Y a lo grande.
Los números de Raphinha esta temporada son bestiales y lo mejor es que las sensaciones son todavía mejores. El brasileño es un agitador bestial que no se cansa de correr al espacio, no se harta nunca de tirar desmarques, no cesa nunca en su empeño de presionar y estar enchufado.
El actual Raphinha es Puyol sin balón y Neymar cuando tiene la pelota. 8 goles y 8 asistencias son cifras estratosféricas cuando estamos todavía en el mes de octubre. Su rol como capitán parecía extraño en verano y ahora es un papel que le viene como anillo al dedo con su implicación y capacidad para contagiar espíritu de lucha y competitividad al grupo.
Son cien partidos de Raphinha jugando con el Barça con capítulos muy diferentes. El actual Raphinha no tiene parangón con el de los dos últimos dos cursos. Su primer gol a los 58 segundos ya fue una maravilla, pero lo que hizo en el minuto 44 no tiene sentido. O todo el sentido del mundo. Una definición loca con la derecha solo al alcance del actual Raphinha. Y el tercer gol es una auténtica locura. Pase maravilloso de Lamine y remate bestial de Raphinha que se ha convertido en un híbrido entre Rivelino y Rivaldo. Flick ha conseguido lo que nadie podría soñar.